domingo, 25 de noviembre de 2012

Mickey



El trabajo había sido extenuante, por mucho que pasarán los años no se acostumbraría a trabajar los días festivos... odiaba tener que servir café a familias numerosas, estudiantes expertos en la procrastinación así como parejas furtivas. Le enfermaba tener que limpiar los destrozos de los revoltosos pequeños de esas familias, le indignaba ver la desfachatez de esos estudiantes acomodados pero lo peor era lo que le envenenaba adivinar de forma involuntaria las febriles conversaciones de esas parejas, siempre en voz baja.
¿Nadie nunca se ha percatado de lo ruidoso que resulta a veces una palabra susurrada?
Pero algo más que el trabajo en los días festivos, la causa de su aversión era el día festivo en sí. Siempre tuvo una dependencia casi narcótica al ajetreo.

Edo, salió del trabajo, cogió el coche y pareció que milagrosamente la radio le indicaba a donde debía dirigirse pese a que su razón le indicaba todo lo contrario.
Llamó al timbre y la persona al otro lado de la puerta abrió casi al momento para un instante más tarde responder con un silencio y un semblante de sorpresa.
-¿Qué haces aquí? Podrías haber avisado...
-Lo sé, lo siento... pero tuve la necesidad de venir.-respondió Edo mientras mentalmente maldecía a la radio de su coche.
-Bueno, ya que estás aquí... ¿te apetece un café o algo?
-Un café no, por favor. He venido a consumir una droga más dura.-acto seguido Edo se lanzó salvajemente a por su dosis.
No, creía que sí, pero no había olvidado ninguno de los recovecos y sensaciones provocados por la corporeidad y calor de su acompañante, ninguno de los poros, ninguna de sus marcas de guerra, ni tan siquiera una partícula de su olor... pero sobre todo no había olvidado aquel tatuaje, el cual mordió y saboreó   nada más descubrirlo y cuyo significado desconocía.
-¿Que significa este tatuaje? Todos los tatuajes interesantes tienen un significado....-musitó Edo sabiéndose artífice de un premeditado déjà vu.
-Ya te dije que lo averiguarías si me conocías mejor.
Al rato, ambos quedaron postrados esperando a que sus respectivas fisiologías se recuperaran del bendito veneno al que había expuesto su cuerpo.
-¿Por qué has venido? Veo que eres incapaz de captar las señales...
-He venido por varios motivos.-continuó Edo mientras se levantaba y vestía para marcharse- Quería morder el tatuaje de nuevo, escribir al respecto y de paso intentar resolver un misterio pero veo que me voy a quedar con las ganas de cumplir éste último. Adiós.


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