miércoles, 20 de abril de 2011

Focos

Cada paso ahí arriba era uno cada vez más alejado de la albina realidad y uno cada vez más cercano de la sempiterna metamorfosis del ser.
Un texto pobremente declamado, aunque sí, profusamente sentido de forma que la piel ya no era piel, el cuerpo no era tal cosa, y los ojos pétreos de la audiencia me hacían cromáticamente mutante e indómito. Nadie de los allí presentes podría si quiera mentar la verdadera naturaleza de mi inherente esencia porque en el momento que ésto ocurriese estaría arrastrado a la muerte que tan burlona y cruel otorga el silencio y el olvido.
Phren, errante sostén del orbe y fruto del deseo mudo, nadie, nunca nadie podrá nombrarte...

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